Beneméritos estropeados. Los inválidos del sector militar en la ciudad de México, 1765-1840.

Abstract

En 1726, en el Diccionario de autoridades se definió “Benemérito” como: “digno de ser atendido y estimado por las obras buenas que ha hecho, y por las cuales merece la común aceptación y estimación pública”.1 Casi medio siglo después la definición se redujo a “el que es digno de algún honor o empleo por sus méritos o servicios.2 En el transcurso de la historia de México no pocos individuos merecieron este adjetivo. Benito Juárez es quizá el más conocido, pero antes que él otros personajes se ganaron este tratamiento, entre ellos, Guadalupe Victoria, Antonio López de Santa Anna y Vicente Guerrero. El plan de Veracruz de 1822 reconoció a Santa Anna y a Victoria como beneméritos; Santa Anna volvió a recibir este título cuando venció a Isidro Barradas, y Guerrero recién constituido el país. También a los inválidos de las fuerzas armadas novohispanas y mexicanas se les consideró así. A finales del siglo XVIII, Carlos III nombró “Beneméritos de las Indias” a los “individuos que habiendo seguido la gloriosa carrera de las armas se ven precisados a retirarse por su avanzada edad o heridasv