El usuario invidente

Abstract

El gran cuentista y poeta argentino Jorge Luis Borges, quien se quedó ciego años antes de su muerte, solía reprocharle a Dios que le hubiera dado, al mismo tiempo, «los libros y la noche». De todas las clases de incapacidad con las que el destino puede castigar a un ser humano, la ceguera es sin duda una de las más desafortunadas. Al invidente no sólo se le ha negado el privilegio de ver la luz, sino también todo lo que la luz nos permite admirar: el cielo y las estrellas, la luna, los animales, los seres queridos, los árboles y el mar. Sólo una

luz interior puede iluminar la oscuridad en la que se vive: y es el cono- cimiento y amor de lo que existe a su alrededor.

Cuando Louis Braille creó en el siglo XIX el sistema de escritura en relieve que desde entonces lleva su nombre, los invidentes tuvieron por

primera vez acceso a esa maravillosa forma de pensamiento que se ex- presa por medio de lo impreso.

El desarrollo vertiginoso de la técnica en las décadas recientes, amplió aún más su horizonte. Hoy los invidentes tienen a su alcance la tecnología electrónica que los ayuda a comprender mejor el mundo y a intercambiar con él sus propias ideas y pensamientos. La tesis que hoy presenta la Mae_stra Luz Elena Martínez Rocha, administradora de la Biblioteca Iberoamericana «Octavio Paz» de la Universidad de Guadalajara, está dedicada a los adelantos que, en los últimos años, se han logrado en el perfeccionamiento de las técnicas empleadas para el desarrollo del potencial de los usuarios invidentes en las bibliotecas.