EVALUACIÓN DE DOS PRÁCTICAS DE CONSERVACIÓN DE SUELO, PARA LA REDUCCIÓN DE LA EROSIÓN HÍDRICA EN EL CULTIVO DE AGAVE AZUL

Abstract

Los incendios forestales constituyen uno de los factores de perturbación más comunes y extendidos en los ecosistemas terrestres en todo el mundo (Agee 1993, Pyne et al. 1996, Rodríguez 1996). En las últimas dos décadas el número de incendios forestales, la superficie afectada por el fuego y la severidad de sus efectos se han incrementado a nivel mundial (Rowell y Moore 2000). En el caso de México se observa también esta tendencia: la superficie media anual afectada por incendios forestales en el período 1970-1980 fue de 158,000 ha, aumentó a 282,000 ha entre 1981 y 1990, y fue de 267,000 ha entre 1991 y 2000 (Estrada 2006), y de 230,809 ha entre 2001 y 2005; en la última década se han presentado años críticos como 1998 y 2003, en los que el fuego afectó 850,000 ha y 322,448 ha de bosques y selvas (CONAFOR 2005). Dada la importancia de los incendios como factor de transformación de los ecosistemas forestales, el entendimiento de su papel ecológico constituye un elemento fundamental para el diseño de prácticas de manejo apropiadas en la conservación biológica y el manejo forestal sustentable (Agee 1993, Pyne et al. 1996, Vélez 2000, Jardel y Alvarado 2003, Jardel et al. 2004), y es necesario desarrollar estudios al respecto, que cubran la variabilidad de condiciones de los ecosistemas

forestales del país y aporten elementos para su manejo y conservación (González- Cabán y Sandberg 1989, Rodríguez 1996).