Por favor, use este identificador para citar o enlazar este ítem: https://hdl.handle.net/20.500.12104/98841
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dc.date.accessioned2024-05-28T13:51:47Z-
dc.date.available2024-05-28T13:51:47Z-
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/20.500.12104/98841-
dc.descriptionAL MOMENTO DE REDACTAR ESTAS LÍNEAS, recibimos la triste noticia del fallecimiento de Don Antonio Alatorre, maestro y amigo, a quien dedicamos este número de Luvina. Gracias a su trabajo hemos comprendido la historia del la lengua castellana y podemos visualizarla —a la manera del río Ebro— penetrar en España desde el norte hasta el sur, extendiéndose hacia este y oeste. La expansión de la modalidad lingüística castellana —nos dice Alatorre— implicó la ruina del leonés y del aragonés y la absorción del mozárabe, lo que significó una historia de luchas que emprendió Castilla para conquistar políticamente las tierras, de modo que su lengua logró crearse un espacio anchísimo, «totalmente desproporcionado a su inicial insignificancia» (Los 1001 años de la lengua española).Porque el castellano era un dialecto menor, y además un dialecto inculto que fue diferenciándose del leonés, el aragonés, el mozárabe, el gallego-portugués y el catalán por la dificultad de pronunciarlos. Siendo una cuña que escindió la masa más o menos homogénea de la lengua (el mozárabe), su reconquista es tan trascendente que —así como el Ebro lleva sus aguas al mar— este castellano logró cruzar los océanos y llegar a tierras americanas y a los muchos otros rincones del planeta donde actualmente se habla.Por ello festejamos hoy al español como si lo viéramos brotar del Monasterio de San Millán de la Cogolla y de la Abadía de Santo Domingo de Silos, perdidos ambos entre los pliegues montañosos, en un pequeño margen donde se garabatearon las primeras incorrecciones en castellano —tímido— en forma de glosas, y en donde ocurrieron los primeros saltos de sentido. En esos saltos quedó inscrito el tiempo, pues la lengua española se ha cargado de vitalidad a través de sus obras literarias. Este número de Luvina da cuenta de ello: podemos percibir en cada uno de los textos publicados instantes de encantamiento, epifanías: la tensión interna que concentra la energía de la lengua y su propia memoria. O, como dice Gustavo Martín Garzo a propósito de Miguel Delibes, «una pequeña explosión de realidad que hace del texto el lugar de la restitución». O mejor: de la revelación.-
dc.publisherEditorial Universidad de Guadalajara-
dc.relationEditorial Universidad de Guadalajara-
dc.subjectCOLECCIONES LITERARIAS > Diarios y Revistas-
dc.subjectDiarios, correspondencia-
dc.subjectLiteratura y retórica > Literaturas españolas y portuguesas > Literatues españoles y portugueses-
dc.titleLuvina Núm. 61-
dc.typeLibro electrónico-
dc.typeLibro-
dc.imagehttps://simehbucket.s3.amazonaws.com/images/67b6592f0d1a969ddca933f67b302781-medium.jpg-
dc.contributor.authorAntonio Gamoneda-
dc.contributor.authorLuciano González Egido-
dc.contributor.authorAntonio Colinas-
dc.contributor.authorJosé Jiménez Lozano-
dc.contributor.authorC. Rodríguez-
dc.contributor.authorJosé María Merino-
dc.contributor.authorJuan Pedro Aparicio-
dc.contributor.authorLuis García Jambrina-
dc.contributor.authorJesús Hilario Tundidor-
dc.contributor.authorJuan Manuel de Prada-
dc.contributor.authorFernando Arrabal-
dc.contributor.authorMario Vargas Llosa-
dc.contributor.authorJosé Miguel Oviedo-
dc.contributor.authorMargo Glantz-
dc.contributor.authorDora García-
dc.type.conacytBook-
dc.language.isospa-
dc.date.issued2010-
dc.rights.udghttps://www.riudg.udg.mx/info/politicas.jsp-
dc.title.alternativeEn Español-
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