El conflicto en la escuela, una oportunidad para educar en democracia

Abstract

Esta investigación tiene como objetivo conocer las percepciones, significados, experiencias y estilos de gestión de los conflictos en diferentes centros de educación básica tanto públicos como privados en el estado de Jalisco, México. Con la finalidad de identificar la forma en que estos son atendidos, y cómo la gestión del conflicto tiene el potencial de promover, en las niñas, niños y jóvenes una educación para la paz cimentada en valores democráticos. El mundo se encuentra envuelto en condiciones de desigualdad que han escalado globalmente, así pues, existen regiones en el mundo en donde el acceso a una educación de calidad por parte de niñas, niños y jóvenes se ve truncada; para México, el escalamiento de la violencia vinculada al narcotráfico y la delincuencia organizada, además de la pobreza y la marginación plantean de por sí un terreno adverso para la consecución de los objetivos de la educación. Así pues, educar a los niños hoy en día implica ser conscientes de que serán expuestos a información y condiciones violentas. Por ello, la educación y en específico las competencias sociocognitivas vinculadas a la resolución de conflictos y la cultura de la paz, desde un enfoque transversal, resultan fundamentales. De acuerdo al más reciente informe de la UNESCO sobre la violencia y el acoso escolar, 1 de cada 3 estudiantes ha sido intimidado por sus compañeros en la escuela y una proporción similar ha sido víctima de violencia dentro del contexto escolar (UNESCO, 2021, p. 17). Dicho estudio apunta que el hecho de que las niñas y niños se desarrollen en entornos escolares violentos afecta su rendimiento académico, lo que eventualmente puede resultar en deserción escolar (UNESCO, 2021, p. 32), además de generar secuelas emocionales y en el desarrollo social de los estudiantes. Es decir, el conflicto escolar se constituye como una problemática vigente que es necesario atender, estudiar e investigar. La escuela, además de la familia es uno de los primeros grupos sociales en los que el individuo se desarrolla, puesto que dentro de dicha comunidad es donde aprende a relacionarse con otros seres humanos en condiciones de igualdad y con la autoridad (docentes, directivos y padres de familia). No obstante, los centros educativos no son un ente aislado de su entorno, replican y perpetúan intramuros los males e injusticias sociales que se viven al exterior; de este modo, las niñas, niños y adolescentes se enfrentan también al autoritarismo, el machismo, la discriminación y los prejuicios al relacionarse con otros, es por ello que la calidad y la orientación de la educación que reciben en la escuela, y que se refuerza en casa, determina en gran medida el arquetipo de ciudadanía que se tendrá en el futuro. Así pues, proponer una educación integral plantea un enfoque, que además de los aprendizajes en áreas esenciales del conocimiento, promueva valores, habilidades, estrategias de resolución de conflictos y demás saberes educativos relacionados con la tolerancia, el respeto, la cooperación, la convivencia, la ciudadanía y la democracia (Cabello-Tejerina y Vázquez-Gutiérrez, 2018, p. 94). Dicho lo anterior, las preguntas que orientarán la investigación son las siguientes: ¿De qué manera conciben los miembros de la comunidad educativa al fenómeno conflictivo en el contexto escolar? ¿Cómo se gestionan los conflictos en el ámbito educativo? y ¿La forma en que se gestionan los conflictos al interior de la escuela promueve en los alumnos la educación para la paz y los valores democráticos? Ahora bien, en lo relativo al estado de la cuestión que guardan los conflictos escolares, cabe decir que, aunque existen diversos estudios que abordan el tema de la conflictividad en el contexto educativo, la mayoría corresponden a autores que centran sus investigaciones en España o en países del cono sur. En México y particularmente en Jalisco, se aprecia ausencia de investigaciones que recojan las percepciones sobre el fenómeno conflictivo en la escuela, de ahí que la investigación propuesta beneficiará a los miembros de las comunidades educativas (estudiantes, profesores, personal administrativo y padres de familia), servidores públicos en áreas de la educación, académicos que analizan el conflicto escolar y cualquier persona interesada en el tema. Precisamente en relación con el estado de la cuestión, para el desarrollo de esta investigación se realizó el análisis de más de 80 documentos académicos relacionados con el conflicto en la escuela, con el propósito de evaluar el desarrollo académico que ha tenido este tema en los últimos años y así trazar nuevas líneas de abordaje e investigación. Dicho ejercicio analítico fue plasmado en un artículo académico donde se analiza la producción académica en tres ejes: clima escolar, la escuela ante el conflicto y programas de resolución de conflictos (Rojo, 2021).