Valoración patrimonial del Parque Morelos

Abstract

La ciudad de Guadalajara, como cualquier otra ciudad de México y del mundo, tiene un vasto compendio de elementos que la distinguen y muestran su transformación a través del tiempo. En las calles, se observa el proceso histórico que ha trascendido hasta la actualidad; de igual manera, en las áreas comunes de la urbe se aprecian trasformaciones que han incidido en la forma de percibir la ciudad. Los espacios públicos del primer cuadro de la ciudad o centro histórico1 reciben múltiples transeúntes como: turistas, visitantes de la zona metropolitana de Guadalajara, habitantes de las colonias aledañas, comerciantes formales e informales además de distintos tipo de manifestaciones sociales y solicitudes de ayuda. Asimismo, estos espacios se vinculan con distintos usos: habitacionales, comerciales, equipamientos y otros espacios verdes. El primer cuadro de la ciudad tiene una clara falta de vinculación entre algunos de sus espacios públicos y los corredores de mayor concurrencia. “Los centros históricos son espacios que asumen, entre otras cosas, ser asientos de las grandes operaciones de centralidad que comienzan a expresar la estrategia espacial de las nuevas economías.”2 Visiblemente para los usuarios, entre más se alejan de la catedral y sus plazas aledañas con rumbo hacia el oriente, perciben que la afluencia de personas se modifica y sus actividades se transforman. El panorama es distinto, y se llega a cuestionar si concluyó el primer cuadro de la ciudad y comenzó una zona con características dispares. Incluso, en los corredores más transitados, una vez concluido el horario laboral, se remplaza la dinámica de los giros diferentes al habitacional, dejando esta en espacios de transición desolados e inseguros. Esta peculiaridad no es única de Guadalajara, sino que, muchas ciudades padecen de la misma patología, “prestigio y marginación conforman hoy la realidad de nuestros centros históricos, lo que, en cierta manera, implica el mantenimiento de aquellas caracterizaciones socioespaciales que siempre los han distinguido, alzándose como responsables históricas de su razón de ser, es decir, la complejidad y heterogeneidad social.”3 La dinámica urbana es cambiante justo porque la sociedad cambia la dinámica urbana y esto se refleja en sus asentamientos y actividades. Las necesidades de las urbes se transforman paulatinamente y requieren de nuevas soluciones, “las ciudades cambian, es cierto, pero también lo hacen los ojos que las miran”4. No obstante, las nuevas formas de ver la ciudad se constatan en varias manzanas del primer cuadro de la ciudad, en donde edificaciones patrimoniales han sido modificadas agresivamente obedeciendo a ideologías de determinadas épocas, acciones gubernamentales o simplemente por deseo personal del propietario. Las alteraciones no se limitan a fincas con valor patrimonial sino también a los espacios públicos. Al ser lugares de dominio público, las intervenciones y cuidados quedan a cargo de los de los gobernantes en turno y su equipo de trabajo (en algunas ocasiones empresas del sector privado se involucran en los proyectos por medio de licitaciones o adjudicaciones directas).