madejas entreveradas

Abstract

S i algo caracteriza el momento que atravesamos en las ciencias sociales es el de

una incomodidad interpretativa frente a los desafíos de la realidad. Las pregun- tas, las teorías que orientan la mirada, las respuestas, las evidencias empíricas

que se acumulan, parecen constituir un pesado corpus de documentaciones para el pesimismo que nos devuelven interativamente la imagen de que las cosas no marchan demasiado bien.

Acercarse a ciertas realidades obliga a eludir el cerco que la propia sociedad colo- ca para proteger las fronteras de temas complejos y candentes. Romper con la como- didad de unas ciencias sociales que tienden a alimentarse de temas "consagrados" y

atreverse a proponer miradas, hipótesis, relatos, en los territorios donde reina el sen- tido común o el silencio, no es una tarea sencilla. Al terminar de leer por segunda vez

el libro que hoy el lector tiene en sus manos recordé la oposición que plantea Michel Serres en su libro Los cinco sentidos. Ciencia, poesía y filosofía del cuerpo (México, Taurus, 2002), cuando señala las diferencias entre Ulises y Orfeo en su modo de

acercarse a lugares proscritos y peligrosos. Dice Serres que Ulises se desliza, inmó- vil, atado al mástil, con las orejas obturadas con tapones de cera tibia. Franquea,

continúa Serres, el obstáculo del ruido, sin emisión ni recepción y anula a las sirenas. Orfeo, por el contrario, se iguala con el estruendo, las orejas abiertas. Ulises pasa en silencio, pero engaña al suprimir todo rumor, peligro o tentación. Orfeo enfrenta el problema. Frente al método de Ulises, Juan Carlos Ramírez no pasa silencioso para suprimir el rumor o la tentación, ni cierra sus oídos al ensordecedor ruido de unas violencias invisibles.