Real Cinema

Abstract

El cine ya no es lo que solía ser. Hace apenas unas cuantas décadas, y otras tantas generaciones de por medio, las películas eran un pasatiempo sin igual -tan sólo hay que imaginar un mundo sin televisión, intemet, videojuegos o espectáculos deportivos-;ir a una sala de cine era además un entretenimiento a la mano, una ocasión para el galanteo o para la instrucción erótica, para la reunión con los amigos, para la convivencia familiar, para escapar de la aburridísima vida real o para sentir, simplemente, que se perdía el tiempo a gusto. Ya fuera que se tratara de películas mudas, habladas, en blanco y negro, a colores, gringas, francesas, italianas, ingenuas, fantásticas, o de plano mal hechas, nada desvanecía la sensación de que el cine valía la pena. Ahora esa impresión sólo parte de la memoria de aquellas épocas. Nos quedan como silenciosos testigos de tales emociones varios viejos locales abandonados entre nuestras calles que --como ocurre con lo pueblos fantasmas- esperan con sus pantallas vacías, sus cabinas de proyección solitarias y sus salas y dulcerías desmanteladas que llegue el momento de su desaparición definitiva.