Estudio de la prevalencia de Trastornos Musculoesqueléticos en Jimadores de Agave de Atotonilco el Alto, Jalisco, México.

Abstract

El cultivo de agave es una ocupación agrícola exigente físicamente y está profundamente ligada a la cultura y economía de Jalisco, México. Esta región es conocida a nivel mundial por la producción de agave azul (Agave tequilana Weber), la planta de la cual se destila el tequila, una de las exportaciones más icónicas de México. En este contexto, el cultivo de agave tiene no solo una importancia económica, sino también un significado cultural, proporcionando sustento a miles de familias locales (Arias, 2024; García & Alcaraz, 2024; Pérez-Zavala et al., 2020). Sin embargo, el trabajo en el agave, particularmente las labores físicas de cultivo, corte y cosecha de las plantas de agave, implica movimientos extenuantes y repetitivos, tareas de carga y posturas ergonómicamente desafiantes. Estas actividades exponen a los trabajadores a un alto riesgo de trastornos musculoesqueléticos (TME), que pueden afectar profundamente su salud física y, en consecuencia, su calidad de vida (Jáuregui, 2019; Miranda, 2017; Varghese & Panicker, 2022).

La naturaleza del cultivo de agave se caracteriza por demandas físicas únicas que a menudo conducen a lesiones agudas y crónicas. Este trabajo implica realizar flexiones lumbares frecuentes, levantar cargas pesadas y utilizar herramientas especializadas, como la coa de jima, una herramienta de mango largo y hoja plana utilizada para recortar la planta de agave. Por tanto, tareas como remover manualmente las hojas, cortar el corazón y transportar pesadas piñas de agave, son repetitivas y físicamente agotadoras. Cada etapa del proceso implica un esfuerzo físico sostenido y ejerce presión sobre grupos musculares específicos, incluidos la espalda, los hombros, las muñecas y las extremidades inferiores, lo que incrementa el riesgo de desarrollar estos trastornos (Calvo-Solano et al., 2019; Jáuregui, 2019; Varghese & Panicker, 2022). A pesar de la naturaleza intensiva del trabajo en el agave, existen pocas adaptaciones ergonómicas para aliviar las demandas físicas sobre los agricultores. Estos movimientos repetitivos y prácticas ergonómicas inadecuadas contribuyen significativamente al desarrollo de lesiones musculoesqueléticas relacionadas con el trabajo, sin embargo, hasta la fecha, existe una investigación muy limitada dedicada a evaluar el impacto musculoesquelético en esta población (Kotowski et al., 2021; Matabanchoy-Salazar & Díaz-Bambula, 2021).

Las consecuencias para la salud de una exposición prolongada a labores agrícolas extenuantes están bien documentadas en otras poblaciones de agricultores. Los TME son prevalentes en diversos tipos de trabajo manual, particularmente en entornos agrícolas. En este sentido, estudios han demostrado que los agricultores experimentan tasas más altas de éstos que los trabajadores en muchas otras industrias, en gran medida debido a la naturaleza física del trabajo agrícola y la falta de prácticas ergonómicas adecuadas (Osborne et al., 2012). Investigaciones realizadas en agricultores de todo el mundo, desde productores de uvas hasta trabajadores en plantaciones de té, han reportado consistentemente altas incidencias de quejas musculoesqueléticas, como dolor de espalda, dolor articular, distensiones musculares y tendinitis (Calvo-Solano et al., 2019; Unaib & Zafar, 2018). Estos estudios enfatizan que la exposición prolongada a movimientos repetitivos y levantamiento de cargas pesadas, especialmente sin herramientas ergonómicas adecuadas o infraestructura de apoyo, contribuye a un patrón de problemas musculoesqueléticos relacionados con el trabajo. Aún cuando estos hallazgos se asemejan a los TME que presentan los agricultores de agave, hay una serie de factores únicos en su labor que no han sido considerados (Escalante & Guaita, 2022; Laborde et al., 2007; Matabanchoy-Salazar & Díaz-Bambula, 2021).